El liderazgo situacional

La gestión de talento se ha convertido en uno de los factores principales que cualquier empresa debe tener muy en cuenta si quiere conservar a sus trabajadores, motivarlos y alcanzar sus objetivos. Y es que el descontento de los empleados es una de las principales causas de renuncia y que más perjuicios ocasionan a la compañía.
Es por ello que el liderazgo situacional se ha convertido en uno de los métodos más eficaces para inspirar, implicar y complacer a los trabajadores, consiguiendo que sean más felices, estén más satisfechos y aumente su productividad a medio y largo plazo.

¿Qué es el liderazgo situacional?

El liderazgo situacional proviene de la teoría definida por Paul Hersey Ken Blanchard en el año 1969. Según los autores, la clave del éxito está en la gestión que lleve a cabo un buen líder con su equipo, quien debe tener habilidades de adaptación y capacidad para entender y empatizar con las necesidades de todos y cada uno de sus subordinados.
Por tanto, la teoría del liderazgo situacional es la forma en que los líderes deben adaptar su liderazgo según cada situación en la que se encuentren, las características de las mismas, los miembros del equipo, sus propias habilidades y las necesidades del proyecto en concreto. Potenciando la empatía, la comunicación clara y la flexibilidad para obtener como resultado la satisfacción de los trabajadores, su motivación, desempeño y aumento de productividad.

¿Qué son las categorías de madurez?

La teoría del liderazgo situacional distingue tres categorías de madurez para que el líder pueda aplicar en su equipo:
La alta madurez, que es para aquellos trabajadores que tienen una gran capacidad para autogestionarse, ser eficientes y resolver problemas.
– La madurez moderada, destinada a aquellos subordinados que son muy válidos pero que, por sí solos, no pueden llevar a cabo ciertas funciones y que necesitan que el líder les motive y reafirme su confianza.
– La baja madurez, que engloba a los subordinados que están muy motivados y tienen muchas ganas pero que no disponen de las habilidades necesarias para desarrollar correctamente su trabajo.

¿Qué tipos de comportamientos puede tener un líder?

En función del grado de madurez, y según la teoría del liderazgo situacional, el líder puede tener dos comportamientos distintos:

  • El comportamiento directivo, en el que define las tareas y funciones que cada miembro del equipo debe llevar a cabo, cómo deben hacerlas y el control de los resultados.
  • El comportamiento de apoyo, consiste en que el líder motiva y fomenta la participación de los miembros de su equipo en las tareas y la toma de decisiones, implicándose con ellos, colaborando y aportando valor.

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Tipos de liderazgo situacional

Los tipos de liderazgo situacional parten de los comportamientos explicados en el apartado anterior, surgiendo 4 tipos diferentes entre los que el líder puede escoger para obtener los mayores beneficios en cada situación que se presente:

  • Tipo directivo
    En el tipo directivo el líder está más enfocado en las tareas que en el fomento de las relaciones y el desarrollo personal y de grupo. Es él quien toma las decisiones, asigna tareas, métodos y tiempos. Se encarga de marcar las pautas, controlarlo todo y evaluar los resultados.
    Este tipo de liderazgo situacional se enfoca, principalmente, hacia los empleados que presentan una baja madurez.

 

  • Tipo persuasivo
    Este tipo de liderazgo busca encontrar el equilibrio entre consecución de objetivos y tareas y relaciones entre empleados y líder. Se intenta crear vínculo, se intercambian feedbacks y se transmite a los subordinados qué es lo que se quiere, cómo y para cuándo, de forma más persuasiva, dejando un pequeño margen de actuación para que los empleados puedan participar e implicarse gradualmente.

Este tipo de liderazgo situacional está enfocado a los grupos de trabajadores con una madurez moderada.

  • Tipo participativo

El liderazgo situacional participativo busca fomentar la relación entre las personas mientras se amplía el espacio de autocontrol de los propios trabajadores. Éstos están más motivados, son más autónomos y, por tanto, presentan mejores resultados. El líder los hace participar en la toma de decisiones, tiene en cuenta sus opiniones, les transmite confianza y permite que asuman ciertas responsabilidades.

  • Tipo delegador

Por último, hay que hablar del tipo delegador. Y esto es posible cuando la confianza entre líder y subordinados es máxima, puesto que éstos son capaces de asumir tareas, responsabilidades, retos, resolución de conflictos y, además, están muy motivados. Se sienten seguros, confiados y completamente respaldados por su superior.

¿Cómo aplicar el liderazgo situacional?

La teoría situacional asume que la adaptación de cualquier modelo o tipo que deba llevarse a cabo debe hacerse de forma gradual para poder alcanzar el éxito.
Esto significa que se debe ir trabajando poco a poco y pasar por diferentes etapas para aplicar el tipo adecuado.
Las fases que se recomiendan son:

  • Fase de diagnóstico. Es cuando el líder debe evaluar y analizar todos los factores que influyen en su liderazgo. Conocer sus propias habilidades, el nivel de maduración de sus subordinados y las necesidades de los proyectos que gestiona.
  • Fase madurez. Cuando el líder está analizando cuál es el entorno en el que deberá trabajar, debe analizar también cómo son sus subordinados y cuál es el tipo de madurez que éstos presentan. De este modo tendrá mucha más información para poder pasar a la siguiente fase y valorar las diferentes opciones.
  • Fase de preparación. Una vez que el líder tiene claro cuál es el entorno y el contexto en el que tiene que trabajar, debe pasar a la siguiente fase. Que es cuando analiza las diferentes opciones que tiene disponibles para aplicar su liderazgo y conseguir los máximos beneficios.
  • Fase de motivación. Esta fase va unida a las fases anteriores y, por tanto, también se puede aplicar en ellas. Desde el primer momento un buen líder debe ser capaz de motivar y transmitir confianza y seguridad a sus empleados.
  • Fase de selección. Esta es la última fase por la que el líder debe pasar antes de decidir y aplicar el tipo de liderazgo situacional que considere oportuno aplicar. Una vez empiece a ponerlo en funcionamiento, deberá ir revisando periódicamente si es el adecuado e ir modificándolo si no se consiguen los objetivos que tenía.

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